La primera jugadora japonesa de la historia del Rocasa Gran Canaria, habló de su sueño de jugar en Europa y de las primeras diferencias que ha apreciado entre el balonmano nipón y el español

Nerviosa, pero ilusionada por vivir su primera experiencia lejos de su país, afronta su primera semana de entrenamientos a las órdenes de Carlos Herrera y Roberto Santana.

¿CUÁL ES LA SITUACIÓN DE LA EPIDEMIA EN JAPÓN?

«Ha venido una segunda ola de COVID-19 y está siendo un problema porque han vuelto a aumentar considerablemente los casos de contagiados».

ES TU PRIMERA EXPERIENCIA FUERA DE JAPÓN, ¿CÓMO ESTÁN SIENDO TUS PRIMEROS DÍAS?

«Al principio estaba un poquito nerviosa y preocupada, pero la gente con la que hablo y que me ayuda es muy amable y simpática».

«Cada persona que conozco hace que me sienta más cómoda y tranquila. Estoy muy contenta».

¿CUÁLES SON LAS PRINCIPALES DIFERENCIAS ENTRE EL BALONMANO EN TU PAÍS Y EL QUE SE PRACTICA EN ESPAÑA?

«La gran diferencia es física: la altura y el tamaño de los cuerpos».

«Hay ventajas y desventajas en cada uno de los dos. Las japonesas son más pequeñas que las europeas en general. Aquí hay otra forma de atacar y de jugar desde arriba hacia abajo, pero yo, siendo más bajita creo que tengo la ventaja de la rapidez y la movilidad, para poder aportar cosas diferentes al juego del equipo».

¿QUÉ OBJETIVOS TE HAS MARCADO PARA TU PRIMERA TEMPORADA EN ESPAÑA?

«Primero quiero acostumbrarme al idioma, a la forma de vida y al equipo, para ser una jugadora más del Rocasa y ayudar a conseguir los objetivos del club».

«Es mi primera experiencia fuera de Japón y la verdad es que me gustaría poder consolidarme aquí».

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